Avengers "No Surrender" (#675-)
¿Nuevo evento?
Tras las fervientes
críticas recibidas por la constante publicación de eventos que alteraban el
ritmo de las colecciones, la numeración de las mismas y su universo editorial,
Marvel parafraseó a La Bruja Escarlata con aquello de “No más (mutantes)
eventos”. Desde el principio fuimos escépticos con esa afirmación, y poco hemos
tardado en tener razón, en parte al menos. El morbo de estas colecciones
especiales que aglutinan decenas de personajes es muy tentador, siempre
consiguen darle abultadas cifras de ventas a la editorial. Hace unos meses
Marvel volvía a la carga anunciando a los cuatro vientos Avengers: No
surrender, un supuesto evento dentro de la colección de Vengadores que agrupa
todos los miembros de las series vengadoras.
No estamos ante un evento
al uso, con tie ins y una cabecera propia, pero sus características tampoco son
las habituales de cualquier colección. Primeramente, su ritmo de publicación, Marvel
apuesta por la cadencia semanal para su colección central, por lo menos durante los 16 números que forman esta historia. Además, la cabecera agrupa todos los autores de las
anteriores tres colecciones de vengadores, eso sin contar la campaña de
marketing que ha llevado a cabo la editorial, similar a la de propuestas y
eventos como Legacy o Imperio Secreto. Por todas estas vicisitudes me referiré
a esta iniciativa como macrosaga.
A mi maléfico modo de ver,
Marvel tomó la decisión de establecer este frenético ritmo de publicación por
la vuelta a la numeración clásica o acumulada. El paso del tiempo está
demostrando que uno de los propósitos de Marvel Legacy es alcanzar cifras
redondas y grandilocuentes para vender toneladas de cómics y lanzar portadas
especiales. Con la cabecera de Vengadores tenían un problema, el 600 ya estaba
más que sobrepasado y el 700 todavía quedaba lejos, tiraron por lo fácil,
colección semanal y en unos pocos meses llegan al número de aniversario. Triste
y quizá mal pensado por mi parte, pero no me cabe duda de que así fue. Además,
se acerca nueva película de Vengadores y todavía no querían publicar un evento como tal, así que el enfrentamiento (más grande que la vida misma) de turno
encajaba en la colección.
Dichas todas estas polémicas
dinámicas, me gusta que la colección central de Vengadores vuelva a ser
relevante y recupere la fuerza que desde el final de la etapa de Hickman no
mostraba. Los Vengadores se reúnen para hacer frente a amenazas que no pueden
encarar por separado, en esta historia esa premisa es creíble. Me gustaría que
esta fuese la tónica general de la colección, más allá de esta macrosaga, y Los
Vengadores volviesen a ser el eje sobre el que se mueve todo el universo
Marvel. Todo parece indicar que ese eje serán Los Guardianes de la Galaxia de
Gerry Duggan y su juego de palabras con “Infinity”, pero quién sabe.
La Tierra empieza a
venirse abajo en todos los sentidos, desastres naturales y atmosféricos, cielos
rojos augurando el fin de los tiempos… Para más inri, el planeta junto a su
Luna ha desaparecido de su lugar en el espacio y un buen número de héroes y
villanos se han quedado paralizados a lo largo del globo. Nadie sabe lo que
sucede y la ausencia de satélites dificulta la comunicación, así que todos los
héroes disponibles deben responder al “Vengadores reuníos”, pero el lema de
reunión no es pronunciado por ninguno de sus líderes, sino por alguien añorado
y desconocido por igual.
Vayamos por partes, el
argumento y la exposición inicial es lo más simple y de manual que nos podamos
imaginar: alguien desconocido empieza a contar una historia que aboca al
desastre, esa persona acaba siendo necesaria y comparte aventuras con los
mayores héroes del universo. ¡¿En cuantos eventos Marvel hemos visto ese
recurso para dar el pistoletazo de salida a la historia?! Teniendo en cuenta que hay TRES guionistas involucrados, no era pedir demasiado ver algo más original y complejo. Durante
sus primeros números el interés por ver lo qué pasará y quién está detrás de
todo, son su mejor baza. Se presentan muchos misterios, algunos de ellos
realmente intrigantes, pero quema páginas y páginas en vano, mostrando que la
historia está demasiado descomprimida.
Otro de sus puntos fuertes
son los personajes involucrados en la historia, el protagonismo no recae en los
típicos barones editoriales que gobiernan estas sagas. La utilización de
personajes menos conocidos puede convertirse en un problema a lo largo de los
números, pero de momento funciona. Principalmente por la dinámica establecida
entre los tres líderes de los equipos vengadores, Sam Wilson, Rogue y Roberto
Da Costa. Pero el gran impacto del inicio de la macrosaga es la presentación de
Voyager, el personaje que se introdujo en el universo Marvel en las páginas de
Legacy. Tal y como vimos en la escultura de aquella página previa, es una vengadora original, del grupo fundador, todos parecen saber quién es y adorarla tras su regreso, lo cual nos hace ver que ha habido algún tipo de manipulación.
Tal y como he comentado,
la cadencia de la colección es semanal, lo cual solo es posible gracias a la
implicación de tres escritores, Mark Waid, Jim Zub y Al Ewing. Desconozco cómo
han compuesto la historia y el peso que tiene cada uno de ellos, pero siempre
me han gustado estos trabajos corales. Todavía más dibujantes son los
requeridos para una frecuencia tan frenética, inicialmente se propusieron mantener
una cierta regularidad, contando con Pepe Larraz para los primeros 4 números. A
continuación, llega la conga con Kim Jacinto, Joe Bennett, Sean Izaakse y Mike
Perkins hasta que Paco Medina vuelve a traer cierta estabilidad. Pepe
Larraz se ha convertido en uno de los autores de nuevo cuño más importantes de
Marvel por méritos propios. De hecho, recientemente, ha sido seleccionado para
formar parte del Young Guns 2018. Esta iniciativa editorial selecciona a
unos cuantos autores cada año para darles todavía más fuerza y convertirlos en estrellas.
En estos números se ve obligado a lidiar con decenas de personajes, pero cumple
en todas y cada una de las páginas. La acción y la espectacularidad son su
fuerte, pero también hace un buen trabajo en la narrativa. Larraz cuenta con su socio habitual al color, David Curiel. Durante su etapa en Imposibles Vengadores se vio obligado a aplicar su paleta en escenas nocturnas o ausentes de luz, en este caso la mayoría de la historia transcurre con luz natural, lo cual creo que le favorece.
En definitiva, a la historia le cuesta arrancar, pero cuenta con tramas
prometedoras capaces de darle a la colección de Los Vengadores el lugar que le
corresponde, tanto en importancia como en calidad.
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