Sex Criminals Vol.2
Guión: Matt Fraction
Arte: Chip Zdarsky
Edición original: Image Comics
Edición nacional: Astiberri ediciones
Reseña:
Mientras escribo estas líneas sale a la venta el número 25 de Sex Criminals en Estados Unidos, un número especial que celebra el aniversario de plata de la colección, cerrando su quinto arco argumental. A su vez en España llega el tercer tomo de la mano de Astiberri, la colección ha logrado atrapar a los lectores españoles, tal y como lo hizo con los estadounidenses en 2013, está funcionando, buena prueba de ello es que en menos de un año se han publicado 3 tomos. A este ritmo no tardarán en alcanzar el ritmo de la edición original, dada su escasa regularidad de publicación. Pero a todo ello ya llegaremos, si la Sex Police nos lo permite, hoy toca centrarse en el segundo arco.
Si tuviese que definir este segundo volumen en una sola palabra lo haría con "consolidación". La originalidad de la historia y su peculiar estructura hacían del primer tomo algo complejo de evaluar por sí mismo, pero los presentes números afianzan las ideas expuestas y confirman que Sex Criminals es una de la series más interesantes del panorama independiente. Las tramas se muestran más consistentes, con mayor sentido de unidad argumental. Además Fraction y Zdarsky no dudan en incorporar propuestas narrativas atrevidas, jugando con los tiempos y el formato, en definitiva, siendo más valientes en una colección ya valiente de por sí.
Entre los recursos narrativos que utiliza la dupla autoral encontramos la ruptura de la cuarta pared, tan en boga en los últimos tiempos. Se utiliza en momentos concretos, los personajes le dan al "pause" a la historia real para contarle al lector sus sentimientos y experiencias de manera cercana, haciéndolo como narradores en primera persona en lugar de con los captions habituales. Consiguen hacerlo sin romper el ritmo de la trama porque esos momentos están bien diferenciados. En algunos casos esa narración en primera persona se desarrolla en la misma secuencia, pero sabemos que la acción está interrumpida porque el personaje mira directamente al lector, en otros casos añade a un personaje en blanco y negro a la viñeta que actúa al margen de la realidad. En este volumen también utilizan un buen número de saltos temporales, algo que a muchos lectores no les gusta porque puede romper el ritmo de los acontecimientos, sin embargo en este caso están bien delimitados y no inducen a error. Teniendo en cuenta que las discontinuidades, tanto haca adelante como hacia atrás, son constantes y que hay sucesos que ocurren paralelamente en distintos momentos del tiempo es algo muy meritorio. Una vez leídos los 5 números todo está bien cohesionado y conectado, gracias a alguno de los recursos comentados.
Los autores están especialmente inspirados a la hora de realizar los interludios de la historia, mostrando los orígenes y las vidas de los personajes de una manera natural y fluida. No se sienten como simples flashbacks de relleno, sino que sirven para conectar los hechos y explicar las personalidades de los personajes. Queremos que la historia avance, pero no molesta dejar de lado la trama principal durante unas páginas. Por ello Sex Criminals funciona en un plano distinto al resto de colecciones, lo que nos cuentan y la manera en la que lo hacen es importante, pero lo que prevalece es su sentido de unidad. Pese a utilizar metodologías narrativas diferenciadas para cada una de las partes de la historia se lee como un todo. Es decir, la trama puede avanzar en un número lo mismo que en cinco, pero nunca te dará la sensación que están comprimiendo o descomprimiendo la historia a su gusto, porque las tramas y personajes secundarios que se desarrollan también son tremendamente interesantes.
Precisamente en los personajes es donde Fraction y Zdarsky demuestran, una vez más, lo cómodos que se sienten con la colección. En el primer tomo ya nos enseñaron lo bien construidos que estaban Jon y Suzie, consiguiendo que los lectores se enamoraran de ellos. En esta segunda historia amplían horizontes, construyendo a los secundarios como si de los protagonistas se tratasen, dedicando números enteros a cada uno de ellos y, de nuevo, no desentonan ni te dejan la sensación de estar leyendo relleno. Todos están calculados y creados al milímetro, tienen su propia voz y un conjunto de elementos sobre los que hacer chascarrillos ingeniosos. Me ha parecido muy representativo que precisamente Ana, uróloga y actriz porno, se convierta en una especie de divinidad del sexo, como experta en el mismo.
La colección vuelve a hacer una demostración de fuerza en cuanto a humor se refiere, sabemos de sobras lo complicado que es hacer reír a través de un cómic, por ello cuando se consigue no se puede hacer otra cosa que no sea alabarlo. Seguimos teniendo bromas alrededor de todos los elementos sexuales habidos y por haber, pese a que parezcan chascarrillos fáciles están introducidos magistralmente. Sin embargo, lo que más destaca en este caso es el humor crudo, ácido. Debido a la medicación, Jon está totalmente apático, ni siente ni padece, pero se esfuerza en compartir la alegría y la tristeza de Suzie, aunque le dé igual, cosa que da lugar a momentos muy divertidos. Pero no es solo en esos casos, cuando no toma la medicación es un desastre, tomando decisiones arriesgadas y absurdas que vuelven a ser motivo de risas.
Resumen:
-Los trastornos psicológicos de Jon que salían a relucir al final del primer arco se agravan, está deprimido, ansioso, obsesionado y paranoico. Hace tiempo que dejó los tratamientos médicos, necesita ayuda.
-Decide volver a la rutina que seguía anteriormente, vuelve a tomar sus fármacos, a cuidar su dieta, a hacer deporte… Pero esa medicación tiene un efecto secundario, le calma las emociones hasta el punto de ser un trozo de carne sin alma, no se emociona ni se excita por nada.
-Suzie sigue con la intención de pagar la deuda de la biblioteca, solo le falta una parte y parece que el banco le dará el tiempo suficiente, pero en última instancia le declinan el aplazamiento. Eso pone furioso a Jon que decide plantarse en casa de Kegelface (la líder de la Sex Police), que le había hecho una incómoda visita en el banco unos días atrás. Allí descubre que ellos no son los únicos capaces de entrar en “The Quiet”.
-Jon se está pasando de la raya, no piensa en las consecuencias de sus actos, Suzie se ha reconciliado con su amiga Rachel (cantándole su secreto) y decide alejarse de Jon por un tiempo, para que él empiece a preocuparse por sí mismo.
-Paralelamente descubren que el dispositivo que le robaron a la Sex Police funciona como una brújula, dándoles la posibilidad de detectar a aquellos que entran en “The Quiet”. Jon y Suzie vuelven a estar juntos, tras ver como la Sex Police demolía la biblioteca en la que trabajaba ella, deciden buscar a otros con sus habilidades, con el objetivo de plantarles cara.
-Uno de los nombres que aparecían en los papeles que robó Jon era el de Jazmine St. Cocaine (Ana), la actriz porno que marcó la infancia de Jon. La convencen para que se una a ellos, prueban a entrar en el “Cumworld” los tres juntos, descubren que ella se convierte en una suerte de espíritu/divinidad sexual, sin forma corpórea.
-La Sex Police descubre que se han juntado, no lo pueden permitir, así que se disponen a ir a por ellos.
-A su vez Rachel (la amiga de Suzie) y Robert Rainbow (amigo de Jon y ginecólogo de Suzie) empiezan a salir, forman un cuarteto peculiar cuanto menos.
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