The Man in the High Castle temporada 2
Recap
El ministro Tagomi descubre en una de las películas que Japón ha conseguido desarrollar un arma todavía más letal que la bomba nuclear, la bomba de hidrógeno. Kido Tai se convierte en el nuevo líder del kempentai, tras el atentado terrorista que llevó a cabo la resistencia de San Francisco contra su cuartel general. Tagomi le lleva a Kido Tai la cinta, diciéndole que todavía hay una opción de evitar el conflicto armado entre Alemania y Japón. Si los dirigentes nazis ven la película no se atreverán a atacar los territorios japoneses, temerosos de recibir el impacto de la bomba de hidrógeno. Realmente los científicos japoneses no han conseguido desarrollar dicha arma, es una película de otra realidad, pero los nazis no tienen manera de saberlo ni comprobarlo.
Kido Tai decide viajar a Nueva York para enseñarle la cinta al Obergruppenführer John Smith, el mayor cargo al que se la puede enseñar. Consigue convencerle y Smith decide llevarla a Berlín, con el objetivo de hacer entrar en razón al Führer en funciones y parar la inminente guerra.
Smith sabe que a Hitler no lo mataron los japoneses, sino que fue una conspiración orquestada por Heydritch y el nuevo Führer, Heusmann, el padre de Joe. Deseaban el control total del mundo, así que tomaron el poder para acabar con los japoneses. A Nueva York llegan simpatizantes de Heusmann desde Alemania, prohibiéndole a Smith marcharse, aun así consigue subirse a un avión y plantarse en Berlín. Está allí de manera ilegal, así que no puede entrar en el alto mando para enseñarles la cinta. Decide ir a ver a Joe Black, para convencerle de que deben entregar esa cinta al consejo general antes de que sea demasiado tarde. Joe se niega en un principio, sabiendo y recordando lo manipulador que es Smith, pero acaba accediendo cuando Smith le dice que si no intervienen, las fuerzas nazis arrasaran varios puntos de Estados Unidos, matando a su amor platónico, Juliana Crane, a la que Joe creía muerta.
Una vez en el alto mando Smith convence a los dirigentes nazis del poderío de Japón, cuya arma podría borrar Berlín del mapa si empezara la guerra. Heusmann quiere seguir adelante de todas maneras, le da igual todo. Pero Smith tiene un último as bajo la manga, le cuenta a Himmler, uno de los altos cargos nazis, las acciones conspiratorias y traidoras de Heusmann, mostrándole pruebas. Himmler moviliza a la guardia y detienen a Joe y Martin Heusmann por alta traición. De esta manera Tagomi, Kido Tai, Smith y Himmler (el nuevo Führer) paran la guerra.
Thomas, el hijo de los Smith, sufre una malformación genética, lo cual le convierte en una carga para el estado, según los ideales nazis. Al ver los heroicos actos de su padre, el cual se ha visto promocionado en la cadena de mando, decide entregarse a los servicios sanitarios para ser ejecutado. No quería entorpecer ni manchar el nombre de su padre, sabiendo que al ocultar su enfermedad podría ser acusado por traición.
Juliana sigue asimilando sus apariciones en las películas del Hombre en el Castillo, intentando encontrarles un sentido. La resistencia de Nueva York, con la que ha colaborado últimamente, no confía en ella porque se niega a utilizar la degeneración muscular de Thomas para acabar con Smith. Intentan matarla, pero consigue zafarse y matarles a ellos. Dixon, el líder de la resistencia neoyorquina y padre de Trudy, sigue con sus intenciones de acabar con Smith desvelando los problemas de Thomas, por lo que Juliana también se ve obligada a acabar con él. Tal y como le dice el Hombre en el Castillo, ella es la clave de todo, no se guía por etiquetas ni por apariencias, sino por las personas y su corazón. Aparece en todas las películas, en los momentos importantes y siempre con su propia esencia, ella no cambia, aunque los estatus y creencias de quienes están a su alrededor sí lo hacen. Tal y como comentaba un poco más arriba Tagomi, Kido Tai y Smith evitaron la guerra con sus acciones, pero de manera indirecta quien lo hizo fue Juliana. Al evitar que Dixon acabara con Smith, posibilitó que éste desenmascarase a aquellos que querían encender la llama de la guerra (Heusmann y Heydrich).
El ministro Tagomi es un "viajero", tiene la capacidad de ir a otras realidades, donde todo es mejor, tanto para él como para el mundo. Sin embargo decide quedarse en la realidad estándar que propone la serie. Ed y el coleccionista de arte consiguen salir de San Francisco a tiempo, dirigiéndose a la zona neutral. Joe encara un futuro incierto tras su detención, acusado de traición por las acciones de su padre. Está por ver si finalmente será acusado o si quedará libre. La temporada termina con el regreso de Trudy, la hermana de Juliana, a quien todos creíamos muerta. Sin duda uno de los aspectos que se tendrán que explicar en la nueva temporada.
Reseña
La tercera temporada de The Man in the High Castle se ha hecho esperar, más de un año y medio, pero desde el pasado 5 de octubre ya está disponible en Amazon Prime Video. La espera se ha hecho eterna, durante todo este tiempo hemos tenido de todo: fechas de estreno falsas, retrasos, rumores de cancelación etc. Hasta el punto que muchos llegaron a pensar que no la veríamos nunca. Se sabía que se estaba trabajando en ella, pero el paso de los meses hacía pensar lo peor. No era tan solo una percepción de los más pesimistas, pues las redes sociales de la serie estuvieron casi siete meses sin publicar nada.
Varios fueron los problemas que surgieron durante la producción y estreno de la segunda temporada. Hacia su mitad, el showrunner Frank Spotnitz, uno de los grandes impulsores del proyecto, abandonó su puesto debido a discordancias con Amazon. Por lo que de cara a la tercera temporada necesitaban a un nuevo showrunner (Eric Overmyer), con los cambios internos que esto genera. Es de esperar que Overmyer aporte un nuevo punto de vista, aunque cercano y respetuoso con las ideas centrales de la historia.
Por otro lado, la segunda temporada no consiguió atraer la cantidad esperada de nuevos suscriptores a Prime Video. Los costes de producción de la segunda temporada fueron bastante superiores a los de la primera, sin embargo generó menos suscripciones. Uno de los baremos que utilizan las plataformas como Amazon, Netflix o HBO para conocer el éxito o fracaso de una nueva serie es fijarse en los contenidos que consumen los nuevos suscriptores, para saber si han contratado el servicio debido a la serie analizada. En el caso de la segunda temporada esas cifras no eran favorables, pese a que la cifra de visualizaciones era positiva. El incremento de costes, unido a la escasa atracción de nuevos clientes que generó la serie han sido factores clave en la demora de la nueva temporada.
De todas maneras creo que esta mayor inversión en la serie ha sido proporcional al incremento de calidad de la misma. Leyendo algunas reseñas de medios estadounidenses he comprobado que en general la crítica puntúa a la segunda temporada bastante por debajo de la primera, pero no creo que sea así. Claro está que el inicio de la serie es un golpe de efecto en sí mismo, presentando una ucronía dura e impactante con personajes interesantes y bien construidos. Sin embargo, el ritmo de aquellos primeros capítulos llegaba a hacerse muy lento en ciertos momentos. La segunda fue bastante más dinámica, apostando por tramas de mayor alcance, ampliando escenarios y mostrando escenas mejor producidas. Todo ello se tradujo en una apuesta más ambiciosa.
La variedad de tramas es uno de los aspectos más interesantes con los que juega esta adaptación de la obra de Philip K. Dick. Sabemos que Juliana Crane está en el centro de todo y es la clave para cambiar la situación del mundo, es nuestra protagonista, pero en ningún momento monopoliza la cámara. Tenemos focos de acción en distintos lugares y cada personaje, por secundario que sea, tiene su desarrollo e importancia. Además las historias que se narran en los distintos puntos funcionan de manera independiente, pese a estar relacionadas. Cuesta ver interactuar a personajes de distintas localizaciones, algo lógico dado que las distancias entre San Francisco, Nueva York y Berlín son grandes.
La serie maneja los misterios a la perfección, proponiendo situaciones de lo más impactantes, pero mostrando lo justo y necesario para crear expectación. No desvela el por qué de las cosas ni se precipita explicando el funcionamiento de las tramas de ciencia ficción, haciéndolas etéreas. Por ello es de extrañar la simpleza con la que se nos develó la identidad de El Hombre en el castillo. Sin demasiado impacto nos presentan a Abendsen Hawthorne, el cual se fue ganando un lugar de mayor importancia en la serie, pero seguimos sin saber prácticamente nada sobre él. ¿Quién es? ¿Qué sabe sobre la realidad de este mundo y cómo maneja tanta información?
Pero el gran misterio que ha propuesto la serie es la existencia de realidades paralelas. A través del ministro Tagomi, el único "viajero" hasta el momento, hemos sido partícipes de un mundo en el que la historia se relata de una manera más cercana a nuestra realidad. Pero, ¿Cuántas realidades existen? ¿Tagomi siempre viaja a la misma realidad? En su primer periplo aparece en una calle comercial de la San Francisco de nuestra realidad, colmada de anuncios y libertades. Posteriormente aparece en su casa, junto a su familia, en la cual Juliana es su nuera. ¿Pero ambas escenas transcurren en la misma realidad? Si así fuera la escena se limitaría a dos universos.
Está por ver el funcionamiento de la nueva temporada y la manera en la que aborda todas las cuestiones comentadas, pero lo que está claro es que había ganas de volver a ver las andanzas de Juliana y compañía, así que ahora toca disfrutar de sus 10 capítulos.
https://www.instagram.com/cronicasdesdeoa/
Varios fueron los problemas que surgieron durante la producción y estreno de la segunda temporada. Hacia su mitad, el showrunner Frank Spotnitz, uno de los grandes impulsores del proyecto, abandonó su puesto debido a discordancias con Amazon. Por lo que de cara a la tercera temporada necesitaban a un nuevo showrunner (Eric Overmyer), con los cambios internos que esto genera. Es de esperar que Overmyer aporte un nuevo punto de vista, aunque cercano y respetuoso con las ideas centrales de la historia.
Por otro lado, la segunda temporada no consiguió atraer la cantidad esperada de nuevos suscriptores a Prime Video. Los costes de producción de la segunda temporada fueron bastante superiores a los de la primera, sin embargo generó menos suscripciones. Uno de los baremos que utilizan las plataformas como Amazon, Netflix o HBO para conocer el éxito o fracaso de una nueva serie es fijarse en los contenidos que consumen los nuevos suscriptores, para saber si han contratado el servicio debido a la serie analizada. En el caso de la segunda temporada esas cifras no eran favorables, pese a que la cifra de visualizaciones era positiva. El incremento de costes, unido a la escasa atracción de nuevos clientes que generó la serie han sido factores clave en la demora de la nueva temporada.
De todas maneras creo que esta mayor inversión en la serie ha sido proporcional al incremento de calidad de la misma. Leyendo algunas reseñas de medios estadounidenses he comprobado que en general la crítica puntúa a la segunda temporada bastante por debajo de la primera, pero no creo que sea así. Claro está que el inicio de la serie es un golpe de efecto en sí mismo, presentando una ucronía dura e impactante con personajes interesantes y bien construidos. Sin embargo, el ritmo de aquellos primeros capítulos llegaba a hacerse muy lento en ciertos momentos. La segunda fue bastante más dinámica, apostando por tramas de mayor alcance, ampliando escenarios y mostrando escenas mejor producidas. Todo ello se tradujo en una apuesta más ambiciosa.
La variedad de tramas es uno de los aspectos más interesantes con los que juega esta adaptación de la obra de Philip K. Dick. Sabemos que Juliana Crane está en el centro de todo y es la clave para cambiar la situación del mundo, es nuestra protagonista, pero en ningún momento monopoliza la cámara. Tenemos focos de acción en distintos lugares y cada personaje, por secundario que sea, tiene su desarrollo e importancia. Además las historias que se narran en los distintos puntos funcionan de manera independiente, pese a estar relacionadas. Cuesta ver interactuar a personajes de distintas localizaciones, algo lógico dado que las distancias entre San Francisco, Nueva York y Berlín son grandes.
La serie maneja los misterios a la perfección, proponiendo situaciones de lo más impactantes, pero mostrando lo justo y necesario para crear expectación. No desvela el por qué de las cosas ni se precipita explicando el funcionamiento de las tramas de ciencia ficción, haciéndolas etéreas. Por ello es de extrañar la simpleza con la que se nos develó la identidad de El Hombre en el castillo. Sin demasiado impacto nos presentan a Abendsen Hawthorne, el cual se fue ganando un lugar de mayor importancia en la serie, pero seguimos sin saber prácticamente nada sobre él. ¿Quién es? ¿Qué sabe sobre la realidad de este mundo y cómo maneja tanta información?
Pero el gran misterio que ha propuesto la serie es la existencia de realidades paralelas. A través del ministro Tagomi, el único "viajero" hasta el momento, hemos sido partícipes de un mundo en el que la historia se relata de una manera más cercana a nuestra realidad. Pero, ¿Cuántas realidades existen? ¿Tagomi siempre viaja a la misma realidad? En su primer periplo aparece en una calle comercial de la San Francisco de nuestra realidad, colmada de anuncios y libertades. Posteriormente aparece en su casa, junto a su familia, en la cual Juliana es su nuera. ¿Pero ambas escenas transcurren en la misma realidad? Si así fuera la escena se limitaría a dos universos.
Está por ver el funcionamiento de la nueva temporada y la manera en la que aborda todas las cuestiones comentadas, pero lo que está claro es que había ganas de volver a ver las andanzas de Juliana y compañía, así que ahora toca disfrutar de sus 10 capítulos.
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