Batman #67: un silencio en un mundo de "pesadillas"

Este número se engloba dentro de Las Pesadillas, el arco argumental en el que Tom King explora algunos de los miedos de Batman, mientras reflexiona sobre los sucesos más recientes de la colección. Ya hablé de estas historias hace unas semanas, así que ¿qué tiene de especial este número 67? Su estructura y sus decisiones narrativas, las cuales han dado mucho que hablar y derivan en un debate de lo más interesante que me apetece comentar. En principio estamos ante un número mudo, sustentado en la dinámica narración gráfica de Lee Weeks y Jorge Fornés, que nos conducen por las calles, azoteas y fachadas de Gotham durante una persecución criminal. Hacer un número de estas características puede parecer simple y relativamente sencillo, pero King juega muy bien con el recurso del mudismo, sabiendo romper el silencio con maestría. Hemos visto muchos números mudos en los que en un momento dado aparecían los diálogos, así que lo que hace especial a este cómic es el instante en el que efectivamente se habla, el recurso que utiliza para hacerlo y el personaje escogido por el autor. King amaga con el momento en el que llegan esas primeras palabras, como si del rugido de un motor endeble se tratase. Finalmente, la transición hacia la palabrería es perfecta tanto por el ritmo, como por las palabras seleccionadas.


Una vez dicho todo esto, quería comentar la polémica que suscitó en Estados Unidos la publicación de este número, siendo tildado de estafa por su escasez de texto y rapidez de lectura, entre otras cosas. Se valoró la calidad del cómic en función del tiempo que se tarda en leerlo, un medidor de lo más endeble y reduccionista. En ocasiones tengo la sensación que se leen los cómics como si fuesen libros, obviando las características del medio y el esfuerzos de los autores, lo cual es muy injusto para con ellos. Creo que es importante leer sin el piloto automático, acercándote de manera distinta a cada historia, en relación a la estructura y requerimientos propuestos por los autores. Por ejemplo, si lees con la misma predisposición un número del Mister Miracle de King, uno del Superman de Bendis y otro de la Justice League de Snyder, es muy probable que no los disfrutes de la misma manera que si te acercas distintamente a cada uno de ellos. Son cómics de superhéroes, pertenecientes a la misma editorial, pero no tienen nada que ver los unos con los otros, ya no digamos con obras más independientes de temáticas variopintas.


Utilizamos el verbo leer en relación a la acción de sumergirnos en un cómic, creía que lo hacíamos debido a la ausencia de otra palabra más acertada, pero no es así, puesto que "leer" sí es el término correcto. Entre las definiciones de la RAE nos encontramos con la siguiente: "leer es comprender el sentido de cualquier tipo de representación gráfica", la cual encaja a la perfección con el noveno arte. Puedo entender que un número de estas características resulte chocante, que los lectores esperasen un mayor contenido en sus páginas, pero tras todo lo comentado creo que podemos concluir que la calidad de una historia no es proporcional al tiempo que se tarda en leerla.
¿Acaso tener 6 captions por página en los que Bruce u otro narrador nos contase sus miserias hubiese aportado algo al número? Es cierto que en esos textos los autores pueden llegar a buenas conclusiones y ofrecernos un relato fantástico, King lo ha hecho en más de una ocasión, pero ese relato hubiese funcionado al margen del dibujo, entorpeciendo la narración.
Dentro del contexto de los Nightmares el número encaja a la perfección, siendo el más representativo del subconsciente. Además como número mudo funciona como un reloj, estando estructurado y pensado al milímetro para que tenga sentido, por ello creo que es un buen número. Weeks y Fornés son los artífices de que así sea, dando una lección de descripción gráfica. King es un maestro de la narración y aquí se muestra honesto y valiente, dejando que el peso del número recaiga en los dibujantes y sabiendo explotar al máximo sus facultades. La falta de contenido que se le reclamó al número tiene un responsable, el arco argumental, no se ha contado gran cosa, pero sí ha servido para que veamos ideas y conceptos distintos, un ejercicio interesante para el cómic mainstream.

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