Batman Vol.15 (The Fall and the Fallen)

Guión: Tom King
Dibujo: Mikel Janín y Jorge Fornés
Color: Jordie Bellaire
Edición original: DC Comics
Edición nacional: ECC Ediciones
Contenido: Batman 70-74 USA

Este arco argumental sufrió bastantes cambios en las fechas próximas a su publicación. King modificó sus planes y movió de lugar algunos números, de manera que la historia que iba a dar comienzo en el número 70, no se contó hasta el 73. Además, Mitch Gerads se iba a encargar de uno de los números del arco, para el cual incluso se mostró la portada, pero finalmente se canceló porque lo que se iba a contar en él ya no tenía razón de ser. Pasaron los meses y no se terminó de desvelar la realidad detrás de dichos cambios. Cuando se anunciaron, King solamente comentó que antes de los sucesos del número 73 quería contar algo que se le había ocurrido después y que no podía dejar en el limbo. Por las mismas fechas surgieron los rumores sobre la cancelación de su etapa, lo que acabó en el anuncio que su andadura en la cabecera terminaría en el número 85, en lugar de en el 105, pero que la historia que quería contar tendría una continuación en la serie limitada Batman/Catwoman. Quizá no tenga relación, o quizá King se viera obligado a alterar sus planes tras saber que en el 85 tenía que cerrar la trama principal con Bane.

Sea como fuere, la inclusión de los tres números al principio del arco no me parece todo lo necesaria que King decía, ni mucho menos. Las “Pesadillas” y el crossover con Flash supusieron un parón demasiado largo, y esos tres números prometían un acelerón en la colección, pero no terminan de conseguirlo, además de dejar cierta sensación de intrascendencia. No son malos cómics. tienen detalles interesantes y la aparición de algunos personajes de la batfamilia que encontrábamos a faltar, pero más allá de eso son bastante escasos de contenido. Si hubiéramos leído el #73 sin saber nada de los anteriores, no nos hubiésemos perdido gran cosa de cara a la historia principal.


En el #72 King optó por deshacerse de los enigmas e interrogantes con los que había jugado con maestría a lo largo de la colección, y mostrarnos de manera poco sutil los planes de Bane y las manipulaciones que ha urdido desde que diera comienzo la etapa en 2016. Batman ya era consciente de que había sido vapuleado, así que tenía sentido que llegasen las explicaciones y que se desvelase la verdad, donde fallan King es en las formas de hacerlo, dedicando todo el número a repasar los sucesos de la historia y a dárnoslo todo masticado. Termina siendo un recap excesivo y sobre explicativo, redundando en cosas que el lector ya sabía y restándole valor a la enigmática conspiración que tan bien había ido introduciendo. Por último, el cliffhanger no logra causar ningún impacto, puesto que es algo que ya habíamos visto anteriormente.

Así llegamos a las dos últimas entregas del arco, donde la trama gana consistencia y da carpetazo a lo mostrado en el #60, quince números atrás, casi nada. Thomas Wayne, el Batman de Flashpoint, se coloca en el centro de la acción, dispuesto a conseguir que su hijo deje la capucha y busque la felicidad como una persona corriente. En The Button ya vimos que esa era su intención, pero ahora se ha radicalizado, llegando al extremo. Vemos en él a una versión neurótica del Batman convencional, su obsesión con la muerte de su hijo le hizo refugiarse bajo el manto del murciélago, pero a diferencia de Bruce, su dolor le ha llevado a la pérdida de toda racionalidad, a intentar recuperar su felicidad por medios totalmente psicóticos.



La inclusión de Thomas en la historia me parece todo un acierto por parte de King, es un personaje muy interesante que por razones obvias (solo se entendía en el contexto de Flashpoint) no se había explorado demasiado. Aprovecha la ocasión para contraponerlo con el Batman que conocemos, lo cual da lugar a interacciones de lo más picantes. King utiliza la actitud de Bruce para jugar con el lector, haciéndonos creer que está dispuesto a aceptar la propuesta de su padre. Por un lado, cuesta creer que acceda, teniendo en cuenta sus valores, pero por otro lado es entendible que se le pase por la cabeza la oportunidad de recuperar la familia que le arrebataron. Finalmente descubrimos que su predisposición inicial era una farsa para engañar a su padre e intentar detenerle. La travesía por el desierto, camino al pozo de Naín, es magnífica y da lugar a interacciones hilarantes entre padre e hijo en las que rememoran el pasado. Thomas le confiesa a Bruce que ha ayudado a Bane a destruirle porque esa era la única manera de que renunciase a Batman y viese las cosas con claridad. Es particularmente interesante la fábula que le gustaba a Bruce cuando era pequeño, la de los animales que caen al pozo que King recupera  del arco de KGBestia. Supone una buena metáfora sobre lo que acontece en el propio número y sirve para retratar los valores en los que cree Bruce. esperanza que acompaña a Bruce. Es un cuento cruel y macabro, aun así a Bruce le gustaba porque le permitía soñar con un mundo mejor.



En el apartado gráfico tenemos a Mikel Janín y Jorge Fornés compartiendo páginas en los tres primeros números, y a Janín en solitario en los dos últimos. Ya habían unido esfuerzos anteriormente, durante "Tyrant Wing", así que su funcionamiento ya estaba probado. Sus estilos son bastante diferentes, uno de línea fina y sinuosa y el otro de más gruesa y redondeada, pero King se las ingenia para darles partes diferenciadas en cada uno de los números, lo cual suaviza el cambio de carácter en el dibujo. Una de las bondades de la etapa es la capacidad de King para adaptar sus guiones a cada uno de los artistas con los que colabora, los conoce perfectamente y les ofrece escenas en las que puedan explotar sus facultades, a las que ellos responden con pundonor, no en vano son dos de los mejores dibujantes de la actualidad.

Las páginas de Fornés son un festival de composición y dinamismo, utiliza un sinfín de recursos narrativos que acompañan a las emociones que tienen lugar en cada escena. Además, consigue sumergir al lector en sus viñetas, cambiando constantemente de enfoque y de distancia, en especial en las secuencias horizontales. La manera de utilizar las sombras y los claro oscuros es magnífica, en especial en los zooms que hace sobre el negro de la capucha de Batman, hasta que solo distinguimos el blanco de los ojos. De esta forma acentúa la dureza del personaje, así como el ansía y frustración que sufre en ese momento. También son marca de la casa los planos a contraluz, los cuales convierten a los personajes en siluetas, enfatizando su oscuridad. Por último, no podemos olvidarnos de la maestría con la que utiliza las onomatopeyas, una de las técnicas más características del cómic que en estos días no goza de la popularidad de antaño. Por su parte, Janín nos sorprende una vez más con el movimiento que logra imprimirle a sus páginas y con lo ágiles que se sienten los personajes en cada escena de lucha que realiza. Consigue trasladarnos muy bien la figura de Batman, siempre imponente y voluminoso. En el número 72 logra retrotraernos en el tiempo, llevándonos por cada momento importante de la colección con sus alucinantes splash-pages.


Tenía muchas ganas de que llegase este arco y, pese a que supone una mejora con respecto a “Pesadillas” no ha terminado de ser todo lo contundente que esperaba. Sus primeros números se hacen un poco pesados, pero retoman el hilo conductor de la historia y nos dejan buenos momentos. He perdido parte del enorme interés que tenía por la colección en un principio, pero sigo disfrutando de ella, porque cuando quiere, King demuestra que sigue siendo capaz de atraparnos con su narrativa.


@greenlanternBCN

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